El auge de las maternidades gozosas

Imagen Lora Denton

Últimamente se está hablando mucho en las redes de maternidad, no maternidad, anti maternidad, de malas madres, de repensar la maternidad, de desocupar la maternidad, de desmitificarla… Todos estos artículos denotan un “interés” por algo que se está viviendo como un fenómeno global y que cada vez hace más ruido, algo que preocupa y ocupa (a hombres y mujeres por igual) porque es tremendamente subversivo.

Nadie puede negar que vivimos un auge de las MATERNIDADES GOZOSAS, maternidades deseadas y no impuestas que se convierten en fuente de crecimiento e inspiración para los millares de mujeres que las viven  y disfrutan/disfrutamos día a día (lo mismo ocurre con las nuevas paternidades) .

Y yo me pregunto en qué momento cómo colectivo empezamos hablar desde el singular “maternidad”, e intentamos simplificar y homogeneizar algo tan plural y creativo que además nos incumbe a tantas. También me pregunto cuándo comenzamos a teorizar lo no-teorizable, a dejarlo sin cuerpo, a desvalorizar lo que da vida, a necesitar negarlo para poder definirlo o definirnos, a hablar por la boca de las que han hecho callar desde hace siglos, las generaciones de madres, abuelas, etc. que nos precedieron y no precisamente desde el acercamiento para honrarlas o darles voz, sino desde la condescendencia.

Ya es hora (digo yo) de que hablemos de MATERNIDADES, así en plural, porque somos muchas, porque somos complejas, porque somos múltiples y cíclicas, porque cada cual es cada cual, y cada relación madre-hijo/a es única. Ya es hora de que hablemos de MATERNIDADES.

Aquí van algunas ideas que rondan por mi cabeza desde hace semanas. No pretenden ser teorías (porque si hay algo en este momento de mi vida que me interesa poco o nada son las teorías), son simplemente las reflexiones de una mujer que lleva cuatro años disfrutando de una maternidad gozosa, le pese a quien le pese, y en buena compañía.

-¿Qué son para mí las maternidades gozosas? Maternidades felices, aceptación, propuestas, cambio...

• Asumir que una puede disfrutar de su maternidad/paternidad es para muchas/os en pleno siglo XXI quitarse un gran peso de encima.

• Dejar de asimilar maternidad a esclavitud u opresión es, no es solo necesario, sino como dije antes, subversivo. Es hacer tambalear el sistema. Es abrir la puerta a vivir una etapa más de la sexualidad de la mujer en toda su plenitud. Tal vez para muchas la más potente y creativa.

• Dejar de luchar contra el cuerpo es una fluidez necesaria y parar la mente (para algunas mujeres muy mentales como yo) una gozada. Es aprender a estar presente.

• Saber que tu hijo/a no es tu enemigo, es la otra gran liberación. Las que lo vivís de esa manera ya sabéis a lo que me refiero.

• ¿Se puede ser feliz en un sistema injusto, y se puede ser MADRE GOZOSA en un mundo tan patriarcal? Pues claro. ¿Qué las cosas podrían ser mejores? Por supuesto. ¿Qué estamos creando algo distinto? Yo sí, al menos lo intento. Pero mientras construimos ese otro mundo que nos gusta y queremos, empezando desde abajo y con lo más prioritario para cada una, en mi caso la crianza, cada día estamos entre Eros y Tanatos, y en eso somos libres. Elegimos.

• SER MADRE es lo mejor que me ha pasado en la vida. Y eso que he tenido y tengo una vida muy rica en sensaciones, emociones, pensamientos, creatividad y experiencias. Sé que hay muchas mujeres a las que les pasa lo mismo y a otras que no. Cada cual es cada cual. Aquí son importantes el respeto y los puentes.

• Las maternidades gozosas implican también horas bajas, encuentros con la sombra, momentos difíciles, a veces soledad o falta de tribu, dudas, rabia, etc. Negarlo sería poco constructivo. Asimilar que es parte del viaje y sabernos acompañadas es importante. Ver dónde está la balanza también.

• La antimaternidad ya está en la calle desde la negación del embarazo, dificultad en la conciliación (y obligatoriedad porque si se nos pagase por criar muchas conciliaríamos de otra manera, más bien nos re-conciliaríamos con la vida), intervención del papá estado en nuestros cuerpos y crianzas, patologización de los procesos naturales del cuerpo de la mujer, negación del embarazo, parto y lactancia como sexualidad, violencia obstétrica a punta pala, discriminación de la lactancia materna, etc. Lo que se escriba sobre ella (la antimaternidad) me tiene sin cuidado, me preocupa más cambiar el cotidiano, que desaparezca de la vida de muchas mujeres que la viven de manera forzosa.

• Las  “no maternidades” también pueden ser gozosas. Siempre ha habido mujeres (la mayoría muy creativas y/o espirituales) que han elegido no ser madres. Su contribución a la tribu es importante. De hecho muchas han estado cercanas al acompañamiento de la maternidad y no opuestas como se nos pretende hacer creer.  

• Amor filial versus amor de pareja. ¿Qué os voy a decir? que la primera historia de amor (diada madre-bebé) nos une y marca para toda la vida, así que ya es hora de que como sociedad invirtamos el tiempo que se merece en cuidarla. 

Y me vuelvo a lo cotidiano, a lo que no admite teorías, a disfrutar de observar a una niña de 4 años comiendo un plátano o jugando durante horas, al placer mayúsculo de amamantar y colechar. A mi propio aprendizaje que no tiene por qué ser común a todas.

Las madres nos estamos re-apropiando de lo público porque también nos pertenece y necesitamos espacios, y los estamos creando y necesitamos tiempo para normalizar lo que hemos perdido de visibilidad y lo que hemos ganado.

Y termino con mi frase preferida, en ello andamos muchas, en ello andamos.

MYRIAM MOYA TENA