Imagen: Jutta Bauer
A veces me escriben lectoras y/o me
comentan madres cercanas de niños -sobre todo varones- criados con apego seguro (no sé
por qué pero es algo bastante de género) que les surge de repente -desde lo más profundo-
ese miedo irracional a una futura "delincuencia" de su hijo, al menor síntoma de agresividad que ven en él. Esto ocurre incluso con niños muy pequeños o bebés.
Ahí, en esos momentos delicados, se les dispara su mente adulta con
su montón de miedos e incertidumbres: "¿y si mi hijo me sale delincuente?" "¿Y si nos pega a todos
cuando crezca?" "¿Y si somos demasiado blandos?" "¿Permisivos?" Y la pregunta del
millón que nadie se atreve a decir en voz alta: "¿Y si esta crianza desde el
respeto no funciona a cierto nivel?".
A veces, olvidamos que los niños son
espejos, que su rabia es nuestra rabia silenciada, que los hijos/as nos sanan, que
somos parte de sistemas familiares densos y entrelazados, que ellos no
necesitan reprimir lo que les duele, que tal vez son más listos y han decidido
sacar fuera la rabia y no enfermar…
Otras no vemos o no reconocemos nuestras
propias infancias, nuestras propias violencias, nuestras propias carencias y
proyectamos en ellos nuestros miedos, los individuales y los colectivos o sociales que
también existen…
Creo que es importante recordar que
la primera generación criada conscientemente (como colectivo aunque un poco minoritario) está tal vez llegando a su adolescencia ahora y poco tiene que ver
con lo que nos venden como adolescencia a grosso modo, especialmente desde los medios de comunicación.
¡Qué imagen tan distorsionada tiene
la sociedad común de la adolescencia y me atrevo a decir que incluso de las conductas delictivas
que no son otra cosa que dolor, miedo y vacío!
¡Qué daño irremediable causan
ciertos jueces, ciertos gurús, ciertos libros de ciertas pedagogías negras obsoletas y ciertos
programas de televisión, que mezclando a su gusto cócteles explosivos de ego, sensacionalismo,
terror y audiencia, dañan la imagen social de un colectivo vital y maravilloso!
¿Pueden ser las llamadas “conductas delictivas”, así a grandes
trazos, fruto del exceso de amor, de la protección o el apego? ¿Alguien se lo
cree?
¿Son la rabia, el dolor y el odio,
que las alimentan normalmente, fruto del acompañamiento y el respeto o de la frustración y el abandono?
¿Es la ausencia de límites claros o valores
fruto del amor o de la falta de presencia?
¿Por qué socialmente (y desde el
sistema educativo) no se insiste en lo segundo cuando científicamente está
demostrado que un vínculo materno fuerte, la crianza respetuosa y el apego seguro crea generalmente personas empáticas,
autónomas y de convivencia tranquila?
¿Por qué nadie es capaz de decir que
los hijos visibilizados y validados tienen mucha suerte de ser tenidos en cuenta y tienen
pocas posibilidades de desarrollar conductas delictivas?
¿Por qué nadie habla de los miles de
niños que se crían solos por culpa de un sistema laboral voraz, una pedagogía
negra desfasada y un sistema educativo rígido, obsoleto y cerrado?
¿Por qué no se nombran los bebés y pequeños a los que se les niega
el cariño y la aprobación por miedo o falta de tiempo?
¿Tendrán también algo que ver en esto unas
desigualdades sociales que son violencia hacia el infante y a veces muy extrema?
Y a pesar de todo la gran mayoría de
adolescentes que año tras años pueblan mis aulas (nada que ver con los que
salen en los reality-shows de televisión) son seres fantásticos, creativos,
resilientes, amorosos que sacan lo mejor de cada casa, doy fe… e incluso aquellos que coquetean alguna vez con las llamadas "conductas delictivas", muy pocos por suerte para ellos, son niños
grandes tremendamente heridos, la mayoría con una historia desgarradora detrás,
que no buscan otra cosa que ser vistos y amados, como todos.
Nuestros hijos/as son y crean su propio gran futuro.
Myriam Moya Tena
Pd: me niego a utilizar una foto de
un niño de pocos años enfadado para ilustrar un post que hable de
“conductas delictivas”, hasta ahí llega la manipulación a la que estamos sometidos, la
rabia y el enfado son parte del ser humano, dejémosla salir y aprendamos a validar y a no alimentar la fustración desde los adultos.
Cada una de nosotras , como madres, tenemos temores "normales" a lo largo del crecimiento de nuestros hijos, temores que a veces reflejan nuestros errores, que sabemos que están ahí, y que tendrán consecuencias.
ResponderEliminarUno se informa tanto que también en ocasiones juega en contra, ya que cada cosita tratamos de analizarlo, y ver como arreglar lo desordenado.
Lo que me da un poco de calma interior, es que se que si me equivoco, es por que no se, y que realmente tratare de enmendar errores; que cada cosa que hago para mis hijos es por amor entero, que una es un ser para nada perfecto, y que algún día entendieran que los padres hacemos siempre lo mejor que podemos.
Precioso, verídico, alentador y reflexivo.. tus escritos siempre nos llenan de ánimos y nos dan más calor a la certeza de que algo esta cambiando, para bien, en pos de la crianza, el apego, y la educación con amor.. para hacerlo extensible a todos, pues todos necesitamos y estamos hechos para eso: para el amorrr. Graciassss Myriam!!!
ResponderEliminarLa palabra resiliente no existe... todo lo demás provechoso y totalmente de acuerdo
ResponderEliminarYo veo que mucha gente tiene hijos por tener una novedad en su vida, ponerle ropita y subir fotos al Facebook diciendo lo mono que es, pero luego los abandonan en guarderías y en colegios alegando que el profesor ya les educará. Muy triste.
ResponderEliminarClaro que si existe! Y es una técnica del ser humano para poder salir adelante a pesar de las malas experiencias.. y se adquiere en nuestro desarrollo es cuestión de estar consientes. Lástima que no estamos educados para ser resilientes, pero claro que se puede promover la resiliencia en niños, jóvenes, adultos, empresas, en los empleados de gobierno.... y así prevenir un futuro incierto y lograr nuestras metas tomando positivamente las malas rachas de cada quien y ayudar a otros que no tienen el alcance de adquirir esta información!
ResponderEliminarPor cierto excelente artículo! Me hizo reflexionar mucho como padres cometemos errores... y después nos quejamos de nuestros hijos saludos a todos y bendiciones
ResponderEliminar