Imagen Miguel Tanco
Cada día usamos con
nuestros hijos cientos, tal vez miles de palabras.
En cada una de
nuestras expresiones elegimos, consciente o inconscientemente, cada una de esas
palabras, con su calidad emocional, con su poder como alimento o cuchillo, con su
capacidad para cuidar y amar o (algunas
veces) destruir.
Las palabras puñal no
solo destruirán a nuestros hijos, sino que si ellos/as no ponen remedio, si no
hacen una revisión profunda de su infancia, seguirán circulando de generación
en generación.
Las palabras puñal se guardan
en un lugar tan oscuro de nuestro corazón que siempre están presentes, pasen los
años que pasen. Incluso reaparecen al llegar a la maternidad o la paternidad,
como un huracán turbio que estaba escondido.
Las palabras puñal necesitan limpiarse de dentro afuera, es el
propio niño/a convertido en adulto/a quien se desprende de ellas después de un
arduo trabajo interior.
Lo mejor, es que podemos ahorrarles una buena parte de ese mal trago
a nuestros hijos/as (también unas cuantas terapias) podemos pararnos y pensar antes
de decir las palabras que hieren, las palabras puñal.
Todos sabemos cuáles son, las hemos oído demasiadas veces de la
boca de nuestros padres/madres o maestros. Han campado a sus
anchas con una impunidad infinita. Son tan comunes que han pasado a ser parte de
una tradición cultural, incluso de un imaginario colectivo.
Son esas palabras que
a todo el mundo le duelen aunque finjamos que no. Son esas que algunos/as no
soportamos escuchar ni de adultos/as.
Son, todos y cada uno
de los adjetivos, en especial los negativos que no usaríamos nunca con un
desconocido/a pero son el pan de cada día en muchas familias: llorón, egoísta,
quejica, fea, abusón, idiota, tonto, vago, torpe, débil, desagradecido, estúpida, lento,…
Son las frases dichas (a
veces de manera inconsciente) para minar la autoconfianza de los niños/as y/o causarles
miedo (que no respeto): “Como vaya te vas a enterar” “Eres insoportable” “Como se
lo diga a tu padre/madre” “Porque lo digo yo” “Sois todos/as igual de inútiles” “No vales para nada” “¿Quién
te has creído que eres?” “No pasa nada” “Otra vez vas a llorar” “Eres igual de cabezota que tu
padre/madre/abuelo” “Tú te callas que estoy hablando yo” “Eres la única/o que
da problemas” “Algo habrás hecho” “Siempre se hace lo que tú quieres” “Tienes mucho cuento” “Eso no te lo he enseñado yo”…
La lista es infinita.
Las palabras puñal no
son golpes, pero hieren y duelen tanto o más que los golpes. Las palabras puñal
generan odio, resentimiento, culpa, ira y rencor. Las palabras puñal -si son
mayoritarias- inmovilizan y pueden dejar secuelas o causar trastornos y esto es importante reconocerlo.
Ninguna palabra puñal
es inocua, pero cada vez tenemos la oportunidad de reflexionar y no
pronunciarla. Siempre tenemos la oportunidad de dejarlas (de una vez por todas) a un lado del camino y
avanzar junto a nuestros hijos/as hacia el amor y la comprensión. Siempre tenemos la oportunidad de pedir perdón si no lo
hemos hecho antes. Siempre la oportunidad de sanar a esa niña/o que fuimos,
porque en el fondo es la herida la que ve
nacer al puñal.
Y poco a poco las
palabras puñal se sustituyen por palabras
beso que nutren y acarician... y cientos de palabras
beso salen de manera automática diariamente de nuestra boca. Son aquellas palabras que sabemos que nos sientan bien y alimentan sonrisas.
Os hablo, un poco más profundamente, de las palabras beso en otro post.
Myriam Moya Tena
pd Un libro más que recomendable que estudia el lenguaje y la comunicación dentro de la familia es Entre padres e hijos de Haim G. Ginott. Una joya.
...palabras beso...me mataste...que bello!
ResponderEliminarYo recibí constantemente palabras puñal. Fue lo más duro. Cuanto más las creía, más las oía. Me costó mucho recuperarme, mucha terapia, mucho trabajo interior y de conocerme más y más. Ahora, para mi hija, sólo tengo palabras beso y un enorme esfuerzo (que lo vale todo) para no dañarla de ninguna manera.
ResponderEliminarTambién he escrito sobre esto últimamente.
Gracias por compartir, un abrazo
Noraya
"El Rumor de las Libélulas"
Voy a leerte, un abrazo, Myriam
Eliminar"Criemos hijos que no necesiten recuperarse de su infancia." Pam Leo
ResponderEliminarque bonito!
EliminarBravo!!!
ResponderEliminarEspero con ganas ese post sobre palabras beso.
Un abrazo grande.
Muy interesante!! espero el post de las palabras besos con impaciencia!!
ResponderEliminarGracias!
christelle
Gracias Miriam hoy me ha tocado el alma.. Todavia mi niña interior llora y se autodestruye con la rabia.. Y se enfurece cuando es testigo de esa violencia sutil del " por tu bien"... Y del" yo no te permito"...
ResponderEliminarlo he compartido con la intención de que alguien cercano lo lea y entienda que conmigo se acabaron los tiempos
muchas suerte, un abrazo
EliminarMuchísimas gracias por esta maravilla que has escrito y compartido. De verdad, no sabes lo que me alegro de haberlo encontrado, leído y compartido también. Palabras beso...qué preciosidad.
ResponderEliminarUn abrazo, y besos.
Patricia
No nos damos cuenta de la fuerza que tienen las palabras, y son estas palabras que nos han dicho y nos han hecho creer que somos las que rondan nuestro discurso interior durante toda nuestra vida, sino ponemos remedio como bien dices.
ResponderEliminarYo también espero con ganas las palabras beso :) Gracias por el artículo.
¡Un abrazo!
Me ha llegado esta entrada en tu blog. Me parece una reflexión muy savia. Gracias!
ResponderEliminarMe encantó!!!!!!!!
ResponderEliminarMe sirvió para revisar y sacar un poco más. Gracias.
ResponderEliminarAunque a veces cuesta, debemos demostrar que somos un ejemplo y dignos de serlo, y buscar alternativas, que seguro que las hay a montones.
ResponderEliminarSalu2
Gracias por todos los comentarios y por aportar vuestras vivencias, espero sacar tiempo pronto para escribir las palabras beso, un abrazo, Myriam
ResponderEliminarLa verdad leyendo me ví reflejada... He dado muchad palabras puñal como si nada... Porque las tengo incorporadas lamentablemente desde mi infancia. Día a día hago mi esfuerzo por cambiar. Bajo ningún punto de vista quiero fallarme a mi chiquita. Es que a veces me encuentro tan desbordada! Las obligaciones, vivir corriendo a mil, la presión que una mismq se pone. A veces digo SÓLO CALLATE Y HACÉME CASO! NO TE AGUANTO MÁS CAPRICHOSA. Y la verdad es que no aguanto más la presión. La verdad es que quiero que me dé una hora tranquila para hacer todo lo q tengo que hacer más rápido y así poder irme con ella a jugar. Que angustia!!. Reconforta leer que no solo a mi me pasa. Gracias de corazón por este blog.
ResponderEliminarLa verdad leyendo me ví reflejada... He dado muchad palabras puñal como si nada... Porque las tengo incorporadas lamentablemente desde mi infancia. Día a día hago mi esfuerzo por cambiar. Bajo ningún punto de vista quiero fallarme a mi chiquita. Es que a veces me encuentro tan desbordada! Las obligaciones, vivir corriendo a mil, la presión que una mismq se pone. A veces digo SÓLO CALLATE Y HACÉME CASO! NO TE AGUANTO MÁS CAPRICHOSA. Y la verdad es que no aguanto más la presión. La verdad es que quiero que me dé una hora tranquila para hacer todo lo q tengo que hacer más rápido y así poder irme con ella a jugar. Que angustia!!. Reconforta leer que no solo a mi me pasa. Gracias de corazón por este blog.
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