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viernes, 31 de mayo de 2013

Cuatro años y una semana sin humo




Son las 4 de la tarde. Mientras mi hija toma teta, le digo "gracias" desde lo más profundo. "Gracias, gracias" sin explicarle nada más porque intuyo que ella ya lo sabe: "gracias por estos 4 años sin tabaco y sin humo".


Hoy he visto en facebook que es el día mundial sin tabaco o algo así y me ha apetecido contaros mi historia. Ya nunca me acuerdo de él, excepto si hay alguien fumando cerca porque me molesta en sobremanera.

Confieso que he sido fumadora durante 22 años de mi vida, desde los 14 a los 36, con un único periodo de 6 meses sin fumar en medio. Siempre he fumado poco (si es que se puede fumar poco claro), unos 5 cigarrillos al día, más por placer que por nerviosismo. He sido capaz de pasar días sin fumar por una enfermedad o un viaje. He viajado siempre en no-fumadores (cuando existían ambas posibilidades) porque no soportaba el humo ni la adicción de los otros, he sido toda una adicta a mi manera.

No sé qué carencias cubría, qué falta de succión y/o maternaje, qué violencia y qué sustitución / compensación encontraba para haber pasado, casi sin darme cuenta, 20 años de mi vida con un paquete de tabaco en el bolso y un cigarrillo en mi boca. Yo, una mujer adulta y con información médica puntera (tradicional y holística) al alcance.

Unos meses antes de quedarme embarazaba, pensaba en si me seria duro dejarlo (estaba convencida de que lo dejaría en el embarazo; de hecho soy una mujer muy obstinada y de eso no tenía dudas) pero no intuía lo fácil que iba a ser.

Y es que la vida me hizo un regalo. Supongo que Zambra no quería una madre fumadora porque nada más se implantó en mi cuerpo, éste rechazó el tabaco de una manera categórica. Los vómitos y las nauseas del inicio ayudaron. A veces piensso que solo por eso valieron la pena.

Pasó todo el embarazo, pasó el parto, el puerperio, en total 4 años y jamás se me ha pasado por la cabeza volver a fumar. No he tenido que hacer ningún esfuerzo enorme, ni tomar ninguna decisión a nivel mental, mi cuerpo lo ha hecho por mí (o tal vez conmigo). Mi cuerpo y Zambra, estoy segura.

Hay gente que dice que es la lactancia que también protege, que son las hormonas, que por eso ni siquiera me apetece y tengo tal rechazo.

A día de hoy sigo sin ganas de fumar, sin faringitis, sin laringitis, con mejores digestiones, mejor salud, saboreando y oliendo la vida de una manera diferente. Yo pienso que era el momento.

Éste ha sido otro de los regalos que me ha traído la maternidad, vida a cambio de vida. Aire fresco a cambio de aire fresco. Le estoy tremendamente agradecida.


Myriam Moya Tena




6 comentarios:

  1. Enhorabuena porque qué gustazo el no depender de nada y mucho menos de una droga. Yo hace ya 6 años que lo dejé y forma parte de esa colección de momentos vitales de los que una se siente genuinamente orgullosa y satisfecha.
    PD: qué bien que hayas escrito tan seguido :-)

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    1. enhorabuena a ti también, y sí a ver si saco más tiempo para escribir más a menudo, besitos

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  2. Me paso exactamente igual. 4 años casi, desde que supe que estaba embarazada- mi enana cumple 3 el mes que viene, aun seguimos con la lactacia.
    Espero que cuando esta termine no vuelvan las ganas... Besos!

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    1. Enhorabuena a ti también, yo creo que nuestra `pequeña hazaña ya se queda en la memoria celular, la salud y el bienestar son un gran estimulante, un abrazo

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  3. Que historia tan conmovedora en serio me tocaste el corazón :-)

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  4. Si es que si nos lo proponemos los niños sólo nos traen cosas buenas y crecimiento interior. Enhorabuena!

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