Hace tres
años, un día como hoy, 21 de enero, Zambra abría sus ojos al mundo. Hace tres años
una noche como ayer comenzaba mi parto. He escrito varias veces sobre mi parto desde
el dolor, desde el humor, o sobre los partos en general y para este año tenía
preparada una reflexión hacia el futuro, pero anoche mi cuerpo de manera
intuitiva se puso de parto otra vez y simbólicamente viajó al pasado para
descubrirse y descubrirme algo más.
Ayer a las
10 de la noche (a la misma hora en que habían empezado las contracciones años
atrás) sentí la imperiosa necesidad de volver a vivir mi parto. Así que
mientras Zambra dormía plácidamente, busqué la misma música de feng shui, apagué
las luces y el ordenador, llené la sala de velas, me abracé a mi pareja (que en
estas cosas sabe respetar y acompañar) y ambos hicimos un pequeño viaje de ida
y vuelta.
Esta vez
no había dolor en mí, no había rabia en mí, solo una inmensa sensación de poder
y de gratitud a la vida por haberme permitido engendrar, gestar, parir y criar a
Zambra.
Confieso
que con los ojos cerrados volví a notar a mi hija dentro de mí, en esos
momentos finales en que tu piel está estirada y palpando el vientre puedes adivinar
las partes de su cuerpo. La noté vigorosa y fuerte durante mucho rato. Sentí la
fuerza de las contracciones y volví a revivir la confianza y la energía
creativa que nos acompañaron en las horas iniciales de nuestro parto.
Busqué la
libreta con las contracciones apuntadas, hablé con mi pareja de los detalles, recordé
mi última cena saboreando aquella emoción de estar alimentando dos corazones, bailamos abrazados igual que hicimos cada noche al final del embarazo y sentí
toda la dicha y toda la alegría de ese tiempo en que aquel parto fue nuestro,
de los tres y de nadie más.
Y por
primera vez lo acepté. Acepté que ese había sido mi parto, con su cicatriz que
todavía molesta de vez en cuando, con su dolor, pero también con su inmenso
amor, pasión, entrega… una experiencia increíble.
Después me
quedé a solas, respirando, visualizando y me fui a dormir junto a mi hija.
A las 6 de
la mañana me desperté algo rara, soliviantada y permanecí insomne hasta las 8
recordando el momento en que accedí a romperme la bolsa, el momento de la
epidural… y es verdad, algo se removió en mí, que me puse un poco triste, que todavía
quedan cosas por sanar
Pero no
necesité apelar al futuro, no necesité las palabras: "si volviera a parir haría tal, si volviera parir haría cual”. De hecho vi que en mi caso no servían, una porque es
probable que no vuelva a parir (tengo 40 años y no ando buscando otro bebé) y
dos porque el parto que yo y Zambra tenemos en común, el nuestro, es el que fue, y ningún
hermano/a cambiaría eso. Nuestra historia es la que es, y es tan potente, que a veces es necesario
mirar a la cara a las sombras para ver el sol…
Ayer de
manera intuitiva me abracé a mí misma, yo -como mujer adulta y madura que soy-, abracé a aquella otra mujer, adulta y madura también, que en un momento crucial se
sintió herida y desamparada…
Ayer fui
mi propia doula, mi propia madre, mi propia hermana... y allí, en la soledad fecunda,
a las siete de la mañana, salieron de la boca del
corazón, las palabras que solo yo puedo entender, aquellas que son el bálsamo para mí y que no necesito compartir
porque son parte íntima de nuestra historia. Esas palabras sanadoras que el cuerpo guarda en su memoria y que un día, si puedes detenerte, logras escuchar.
Un paso más y un gran aprendizaje.
Hermosa noche.
Myriam Moya Tena
Qué bonito linda!! Me alegro mucho de que la vida te otorgara la noche de ayer. Es un premio a tu esfuerzo y otro regalo para esas mamás que, como yo, te seguimos porque nos gusta leerte, nos remueve y agradecemos tu generosidad que hace que nos emocionemos contigo, con tu dulce Zambra y con el maravilloso hombro que te acompaña.
ResponderEliminarGracias de corazón y qué bueno que anoche viajaras a mil y un lugares de culto.
Enhorabuena!
Que lindo parto el tuyo ayer! <3
ResponderEliminarGracias por compartirlo
Te acompaño en un respetuoso silencio.
ResponderEliminarUn hondo abrazo.
Últimamente no puedo leer de partos, no pude terminar con tu post. Mi bebita (mi segunda hija) está por cumplir los cuatro meses, y di a luz en Alemania, y en teoría tuve un parto respetado... algunas cosas no sucedieron como hubiera querido, pero por causa de no saber el idioma supongo, todo se dio como se dio. El problema es que siento que algo no estuvo bien, y aunque creo saber que fue, es como tu decís tengo algo roto, no tengo cicatriz...pero por algún lado algo me duele.
ResponderEliminarDe todas formas, me gusta leerte, removes cosas ;)
Gracias.
Todas las experiencias negativas, si hacemos el duelo de forma sana, se convierten en grandes lecciones... de amor...
ResponderEliminarGracias por compartirlo, gracias por escribirlo tan maravillosamente... YO doy gracias por conocerte...
Un abrazo de papel.. hasta que llegue el de piel ♥
Gracias por compartir sentimientos tan bonitos. Felicidades por abrazar esos mismos sentimientos y por avanzar con ellos.
ResponderEliminarPero sobre todo, felicidades por esa hermosa criatura y por ese amor tan grande que compartís cada día.
Un besazo mamita!
Felicidades por esta nueva vivencia tan increíble. Gracias por contárnosla, me ha emocionado. Tu maravillosa familia te ayuda a superar la parte de vuestro parto que os robaron. Un abrazo muy grande.
ResponderEliminarNuevamente me has impresionado! Ojalá algún día pueda aceptar mi parto!
ResponderEliminarEnhorabuena !!!!!!que bonito escribes y que bien te expresas. Poner palabras a nuestro dolor a nuestra sombra ayuda a nuestro interior. Zambra tiene mucha suerte de tenerte.
ResponderEliminarQue bonito escribes, y que espiritualidad desprendes siempre. Muchas veces en situaciones con mi hijo me acuerdo de ti. Gracias!
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