Y dejarlo ir, dejarlo salir para
poder llorarlo de una vez por todas. Dejarlo marchar del pecho para poder
aceptar la situación y volver a tomar las riendas de mi vida de nuevo. Para que
tenga nombre ese dolor y sepa de quién hablo y con quién hablo, para vernos las
caras.
Y dejarlo ir y olvidar que en el
mundo laboral adultocéntrico, salvaje y cuadriculado, tú y yo como diada no
existimos, somos números apenas, hija mía, meros números.
Admito que he osado (tozuda de mí) abrir
la boca por ambas, he reclamado nuestros derechos desde el primer día, he
intentado conciliar este mundo con el nuestro y he sido castigada, penalizada
por otra mujer que a su vez es madre. He servido de espejo y lo he pagado caro.
Hace días que la rabia me enferma de
un modo subterráneo, la rabia me ciega. Hago como que no la siento, la mantengo
aletargada, sosegada, para que no te llegue, para que no percibas hija mía sus
coletazos. Pero sé que igual me ves, ante ti amor, me transparento.
Como no lloro de otra manera (con lo
llorona que yo he sido), estoy llorando por los pechos, desde nuestro vínculo
más íntimo. Estoy pagando y sacando de alguna manera el dolor de la separación física
y emocional, de las 10 horas seguidas sin amamantar de cada miércoles para las que no estábamos
preparadas ni tú, ni mis tetas, ni yo (contando que trabajo 15 horas presenciales semanales, debido a una reducción de jornada por cuidarte, me parece casi una broma inadmisible).
Hace un mes que me duelen los
pechos, me duelen enormemente las mastitis a esta altura de lactancia, me
duelen en el fondo, en lo más oscuro de mí… me transportan a aquellos momentos
en que nuestra lactancia pendía de un hilo y tengo tanto miedo agazapado, de no
valer, de no poder con todo esto de nuevo.
En estas semanas, me han acusado de
ser poco profesional por pedir un horario más flexible con tus/mis necesidades,
me han invitado a abandonar la lactancia que nos une y nos llena de júbilo por
considerarla un capricho dada tu edad y eso que siendo previsora te he quitado
algunos meses. Me han dicho que tire de guarderías, que busque canguros como
han hecho todas, que así son las cosas, que apechugue.
Es frustrante que estas frases han
salido de la boca de otra mujer, de otras mujeres, todas madres o abuelas, mi
jefa más directa, mis compañeras.
Necesito dejar ir también esas palabras
no pedidas junto con el dolor, son dos viejos amigos el dolor y la rabia. Y tal
vez cesar en el intento de romper el muro y dejar de buscar ahí entre los olmos
el poder hablar de lo que se me ha negado hasta ahora, de crianza, de lactancia,
de respeto, de ti. Dejarla fluir también a ella, la tristeza infinita de la
separación no deseada y de la incomprensión.
Por las tardes cuando subo en ese
autobús, en las afueras del mundo, entre fábricas y descampados, a las 9 de la
noche resuenan en mi cabeza palabras que no quiero escuchar “estas no son horas
para una madre” y sobre todo “te echo de menos”. Sé que me esperas despierta
cada día, y sé que mañana estaré de nuevo en ese autobús.
Esta es la “conciliación” que yo no entiendo
A veces tengo ganas de gritarles, de
explicarles, de decirles que vengo de otro mundo: un lugar diferente, mesurado,
en minúsculas, donde estoy rodeada de mujeres innovadoras y generosas, de madres
increíbles y valientes. Incluso tengo la tentación pueril de decir “que no
saben quién soy yo” cuando hablan con esa frialdad de mi/nuestra lactancia…
pero en estos lugares no siempre hay espacio para lo personal, ni para el
encuentro. Y ya no me apetecen las explicaciones, ni los gritos.
Entonces qué me queda? la aceptación
(siempre tan complicada), la insumisión dentro de mis posibilidades, la
desobediencia sobre todo dentro del aula, mi pequeño paraíso, y no creo en las
aulas (ahí si me trajo algo maravilloso la vida esta vez, los supuestos
fracasadxs de los fracasadxs de este fallido sistema educativo, mi reto, mi
clase favorita).
Entonces me queda la fe en ti y en
mí, la confianza en que mis pechos saldrán airosos de ésta y se acostumbrarán a
la distancia que tan poco desean. La convicción de que esto es un paso más en
mi camino. La alegría de los reencuentros, los fines de semana de tres días y medio, la enorme satisfacción de tenerte
escolarizada el mínimo de horas posibles (3 diarias), y el respaldo de mi hombre. Eso, las letras y el
aquí y ahora. Eso me queda…
Myriam Moya Tena
:,( lo siento mucho.
ResponderEliminarNo te dejes vencer ! Sera cuestion de buscar otro trabajo... Alguno que sea mas flexible ! Lis hay ! Yo tuve suerte.... Besos de otra mama ! :)
ResponderEliminarq triste!!! no sé cuanto tiempo tiene tú bebe pero el más mayor de los míos tiene dos años al cual le sigo dando la teta... todo el mundo siempre tiene algo q decir al respeto.... no entienden la gran necesidad q tenemos tanto las madres como los niños de ese momento, la teta no es sólo leche, es un momento exclusivo lleno de cariño y amor para nuestros hijos, es un momento especial!! no entiendo la gran obsesión q tiene la sociedad en q cada día estemos más lejos de nuestros hijos, q estén todo el día en la guardería, colegio, actividades....nos estamos perdiendo gran parte de su desarrollo por no decirlo todo( las horas q están en casa son casi sólo para dormir). yo no he vuelto a trabajar desde q tengo hijos pero aún así insisten en q los meta a la guardería porque supuestamente aprenden más cosas... yo no sé q opinais pero creo q no necesitamos un máster para enseñar unos pocos colores y números. está demostrado q los niños aprenden mucho más rápido en casa y muchas más cosas...
ResponderEliminarno vienes de otro mundo, todo lo q nos sucede es el instinto. instinto q la mayoría de la gente lo tienen reprimido... tenemos mucha publicidad bombardeandonos continuamente con biberones , sillitas, leches..... lucha por lo q quieres!! no mires los problemas, busca soluciones!!!
ResponderEliminarmi consejo es q no dejes la teta, alargala el mayor tiempo posible,tú bebe te lo sabrá agradecer los demás no te sabrán agradecer nada....
ResponderEliminarMyriam, me alegra mucho que hayas podido sacarlo, llorarlo. Dejarlo ir es una buena intención, aunque cada día en el autobús puede que vuelva. Que esta rabia que nos une ante la incomprensión de lo que las madres y los hijos necesitan nos sirva para hacer algo para que cambien las cosas. Y que la conciliación no sea sólo una palabra con fines políticos, sino algo que nos permita criar hijos tal como la naturaleza lo tiene previsto. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarAnimo,lucha,desahogate de tu rabia e intenta disfrutar de tu hija los momentos que os queden,sigue con la teta mientras lo necesiteis las dos,intenta buscar algo positivo pero no decaigas porfa
ResponderEliminargracias por compartir tu dolor...un abrazo
ResponderEliminarMucho ánimo, Miriam! Y no desistas, hazlo por las dos. Seguro que los pechos también sabran adaptarse. Soy madre de una niña de dos años y medio que todavía toma teta y los martes estamos 10 horas separadas, pero cuando nos encontarmos disfrutamos todavía más de estar juntas ;-)
ResponderEliminarUn besazo y sigue siendo fuerte,
Laura
me uno a tu dolor... y al escribirte te intento animar... porq eres un alma muy grande a quien aprecio mucho desde q te conozco...
ResponderEliminarintenta disfrutar al máximo los momentos juntas... eso te dará más fuerzas para soportar aquellos en los que no lo están. ese amor es incansable, inagotable, renovable, todo lo puede y todooo lo va a superar. besitos a los 3!
gracias Sylvia, os echo mucho de menos, recién vengo de nuestro parque hoy Zambra y yo nos hemos cogido el día libre, besos mil
Eliminarmiriam, me identifico mucho con tu dolor y con tus comentarios. Nadie comprende la lactancia con mi niña porque vivimos en una sociedad que solo habla en euros y en biberones. nadie entiende que me duela cada día separarme de ella, mi niña, que salga con el alma encogida de casa aunque hace ya más de un año que me incorporé a trabajar, nadie entiende que mi hija no quiera ir a la guarde por estar con su madre! es "mamitis", dicen. y yo me paso las tardes pensando en ella y en todas las horas que me estoy perdiendo de su pequeña vida, sus miradas, sus sonrisas, sus palabras. y lo peor está por venir, cuando tenga que ir a un colegio con solo 3 años y ella vaya de mañana y yo venga a trabajar de tarde. Pero nadie lo entiende, con 3 años cómo no va a querer estar en el colegio, luego el comedor y luego actividades y luego con una señora que la cuide... no me puedo desahogar con nadie, no sé en qué puñetero mundo vivo.
ResponderEliminarYo tengo cuatro niños, la mayor de 11 años, otro de 6, otro de 5 y la peque que ayer hizo 8 meses. A todos les he tenido con lactancia hasta casi el año, con esta ultima quiero alargarlo mas. no han ido a guarderias. Decidimos con mi marido al conocernos, dejar de trabajar en lo nuestro, y por suerte, dentro de que no tenemos ni licenciaturas, ni carreras, ni masters en nada, nos buscamos la vida desde casa y con el ordenador. Ganamos menos si, en dinero, pero en otros aspectos estamos nos consideramos ricos. Ricos y afortunados de poder estar con nuestros hijos por la mañana, al mediodia cuando comen en casa todos, por la tarde y por la noche. Estamos siempre alli con ellos. Sacan unas notas estupendas y son educados como los que mas. La educacion y el estudio no estan reñidos con la cuenta corriente que tengas. Nos critican, hemos tenido que oir de todo por nuestra manera de pensar,si. Pero a mis niños no les faltan hora para vernos, para disfrutar de nosotros y de sus hermanos. Tenemos menos materialmente? pues si, pero tenemos lo basico. Un techo, comida y tiempo para estar con ellos y no tener que sentir esta horrible sensacion de separacion forzosa, por este absurdo sistema en el que nos vemos abocados desde pequeños.
ResponderEliminarEn otros paises no es asi. Los horarios escolares estan acorde con las jornadas laborales de los padres. ¿porque aqui no es asi? España tiene mucho que aprender aun!
Algo estamos haciendo entre todas para cambiar el mundo.
ResponderEliminarResistamos sin bajar la mirada del horizonte en el que pende la Nueva tierra.
Un fuerte abrazo, Myriam (para Zambra también).
pues sí cariño, con la cabeza bien alta, muchas gracias cielo
EliminarAi carinyu.... moolts, mooolts ànims!!!! Ho has de passar sola... però recorda que no ho estàs!!!! Som moltes les que lluitem per poder canviar aquest món que no preveu una criança com volem i com creiem que mereixen els nostres fills.... potser algunes ho patirem, ho patireu... però sé que arribarà el dia que, com en d'altres països passa, aconseguirem canviar els ritmes i podrem criar d'una altre manera sense sacrificar tampoc la nostra vida laboral. Una abraçada molt gran a les dues, a les tetes i al teu home també, que sap estar allà a on cal en cada moment que cal!!!! Tens sort malgrat tot Myriam!!!! no ho oblidis maca!.
ResponderEliminarmuy emocionada, gracias por los ánimos y las historias compartidas, gracias por estar siempre ahí y por hacer posible junto con nosotras este viaje hacia una crianza más respetuosa, gracias mil, me siento muy reconfortada, sigo llorando, sigo sanándome...
ResponderEliminarYo también me siento así muchas veces, incomprendida por querer estar con mi niño todo el tiempo del mundo y más, acusada de "enmadrarlo" por seguir dándole teta con 21 meses... Escritos como los tuyos me animan a seguir haciéndolo, ánimo y gracias por compartirlos.
ResponderEliminarTu rabia también es la nuestra, Myriam. Sin embargo, nosotros tuvimos la suerte de poder "salirnos del sistema" y ahora trabajamos los dos (yo y mi esposa) desde casa. Estamos empezando, pero de a poco están resultando las cosas. Un abrazo grande desde Chile.
ResponderEliminar¿Tienes un sacaleche (breast pump)? Lo podrías llevar al trabajo, usarlo cada dos o tres horas, y así evitar la mastitis (y de paso congelar leche para otro momento). Esto es lo que pasa en NYC: http://www.nyc.gov/html/doh/html/pr2012/pr013sp-12.shtml
ResponderEliminarNo. No saben quién eres. No saben que gracias a ti y a tu experiencia, una mujer al otro lado del planeta ha anhelado y logrado crear un vínculo amoroso con su hijo a través de la lactancia, del respeto, del tiempo en calidad y cantidad. No saben que gracias a tus letras abrí los ojos, que deseé también para mí ese paraíso y que lo conseguí. No saben quién eres, pero yo sí. Gracias Myriam. Te mando fuerza para mantenerte en pie, y un abrazo para confortarte. Cariños desde Chile.
ResponderEliminarmuchas gracias Eva, tus palabras son un bálsamo para mis oídos, llegan en el momento preciso, feliz de estar poniendo mi granito de arena en el mundo de la crianza, un abrazo, Myriam
EliminarLucha,lucha madre valiente porque el triunfo de tu lactancia será tu victoria sobre todos ellos sobre toda esta mierda que nos rodea. Serás poderosa,saldrás victoriosa y tu rabia conviertela en la fuerza que no te deje caer sigue adelante,compagina como puedas. Tienes sabiduría en tu mente y mucho amor en tu corazón por tu hija,seguro que sabrás aprovechar el tiempo curar las distancias y seguir unidas y cuidadas. Eres madre con mayúsculas que vive en minúsculas su vínculo. Te apoyo,te mando mi energía mi fuerza y mi rabia contra esta sociedad que nos intenta alienar contra esas mujeres que siendo madres no entienden ese concepto. Cuanto siento que tengas que pasar por ésto. Yo pasé con mi primera hija y aún así seguimos con lactancia a demanda mientras yo estaba luego llegó mi segundo embarazo y no lo podía soportar otra vez no y aquí estoy en paro y sin cobrar nada de nada,con más trabajo que nunca y más feliz que una perdiz. Es duro y quiero llorar al pensar que un día tendré que salir que las dejaré de ver y volveré a ese mundo donde nosotras y nuestros sentimientos no son bien recibidos. Está vez iré con el cuchillo entre los dientes. Miriam no te rindas eres una madre eres la mamá de Zambra y tienes a mucha gente apoyandote,en la distancia,virtual y seguro que cerca tb. Todo mi apoyo y comprensión.
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