por Myriam Moya Tena
Tal día como hoy, aunque hace ya mucho, el 10 de Mayo de
1899, nacía en Maracena, un
pueblito de Granada, Dolores Macías Delgado, mi abuela paterna.
"La abuela Dolores, que nació hace dos
siglos, era una andaluza de pura cepa con moño y delantal. Vestida siempre de
negro, promesa de un luto que no era por mi abuelo que estaba vivo, rezaba el
rosario con el mismo fervor que recitaba poemas o tarareaba antiguas canciones
de tradición oral. La abuela Dolores, mi abuela, era mujer de aldea y culta, y
no porque leyera mucho (que leía), sino porque el haber parido 10 hijos, perder tres, pasar la guerra, ser
arrancada de tu aldea y trasplantada a otro lugar, enseña mucho, si no
demasiado. Mi abuela no perdió jamás la sonrisa de su boca, ni se cortó el
cabello que le llegaba a la cintura y a sus ochenta y tantos todavía era más
negro que gris. Hoy sería el cumpleaños de mi abuela Dolores, mujer donde las
haya, una de las responsables de que yo fuera, con apenas tres años: la
niña-diccionario" Myriam Moya (2008)
De mi abuela algo queda…
Queda mucho, pervive, queda su olor, mi
abuela olía a talco, y el recuerdo de unas sábanas blancas, bordadas a mano con
nombre de mujer y bien planchadas… y una cama normal que yo veía grandísima, que
me acogió un buen número de noches de mi infancia, suerte tuve…
Queda el calor humano de ese lecho, el
calor maternante del pecho que cobija, el abrazo larguísimo
saltándose generaciones, las virgen que brillaba en la oscuridad, el abanico
de mimbre que espantaba calores y todos mis miedos...
Quedan algunas vírgenes más, las de luces
intercambiables, revistas de iglesia, estampitas de mil santos, agua del Carmen
y agua de Lourdes, novelas y un batín azul marino que aún conserva mi madre...
Queda la cadencia de su voz
inconfundible, leyendo en voz alta, cantando canciones, rezando el rosario, con
una precisión cercana al Spoken Word,
queda la presencia cotidiana de la vecina a quien le faltaba medio pié y no
venían a ver sus hijos…
Queda la Fe, la Fe en su Dios, pero
también la fe cercana en cada uno de su estirpe, en cada uno de nosotros, sus
hijos, sus nietos, sus biznietos… Ella por todos y todos por ella, siempre
rezando…
Quedan sus diez partos en casa, sus amamantamientos
sucesivos, sus lactancias eternas, su pasión por la vida… Eso se hereda…
Queda el recuerdo de su trenza, de su moño, de sus cabellos largos, de los cepillados diarios a manos de sus nietas, de un lunar...
Queda el recuerdo de su trenza, de su moño, de sus cabellos largos, de los cepillados diarios a manos de sus nietas, de un lunar...
Queda el olor de su comida, la mejor del
mundo para esa niña que yo fui, y eso que solo cocinaba tres platos, pero con
tanto amor, que el olor te inundaba la casa y después media vida…
Queda su salita decorada con papel de
flores, las tres jaulas de canarios y sus trescientos trinos, la puerta siempre
abierta a las visitas… el balcón andaluz repleto de geranios en plena tierra de
naranjos.
Queda el no olvido, el recuerdo, el
respeto, la presencia, el amor incondicional… todo eso queda.
Por ello, ya inmersos en el siglo XXI, en plena época 2.0, somos capaces de entender como la primera nota de una
canción en el youtube me transporta al inicio, al olor a talco, a la
trasmisión oral, a aquellas que hablaban con el campo, que se levantaban antes
de salir el sol y que se iban a dormir cuando se lo pedía el cuerpo, bajo la luna, como los
animales.
Ésta va por ti abuela Dolores, donde quiera que estés... todavía te siento tan cerca mío abuela, sigues en mí, gracias por todo lo que me diste, por haberme "maternado", por haber colechado conmigo tantas noches, gracias ♥
Pd Si te apetece leer la historia de la lactancia de mi padre, en primera persona pincha aquí
Myriam Moya Tena
Pd Si te apetece leer la historia de la lactancia de mi padre, en primera persona pincha aquí
Myriam Moya Tena
Es preciosííííísimo lo que escribes. Me ha emocionado mucho lo que dices y como lo dices.
ResponderEliminarYo conozco ese tipo de mujeres, de tías, de madres y de abuelas que son las que me han rodeado, aquí en Granada.
Además hoy es el cumple de mi hijo, el mismo día que tu abuela y por cierto, que Wyne Dyer.
Besos de una granadina.
Gracias Laura, he acabado casada con un "granaíno" exiliado en Barcelona, mira si la vida da vueltas, por eso mi hija se llama Zambra, besitos
EliminarGracias hija por recordarme tan buenas vivencias, cuanto me dió y cuanto nos quiso. Todavía guardo el abanico, el batín y su vestido de novia junto con su mantón.Besos
ResponderEliminarÁngeles Tena
Me has hecho llorar, con tus recuerdos, y con tus reflexiones. Estoy muy de acuerdo contigo, boniqueta :_)
ResponderEliminar<3
EliminarPrecioso... Muy emocionante.
ResponderEliminar:-) Mi abuela Valentina también tenía una virgen que brillaba en la oscuridad. Además de 29 nietos. Los fines de semana siempre coincidíamos en su casa unos cuantos primos y con la habitación a oscuras jugábamos a asustarnos moviendo la figurita auto-iluminada.
ResponderEliminar¡Qué bonita entrada! ¡Cuántos recuerdos!!
ooohhh myriam...mi abuela tambien era andaluza (de Cambil-Jaen) y se llamaba Dolores. Cuando te he leido he recordado tambien sus comidas buenissimas, su cariño, su olor, los pañuelos que me planchaba, y la de veces que dormia con ella en la cama (mi pobre abuelo tenia que irse a otra habitacion) abanicandome TOOODA la noche. Y recuerdo que nos deciamos "iaia, vamos a contarnos secretitos", y la de horas que se pasaba haciendome "cosquillitas" por la espalda.
ResponderEliminarYa hace años que murio, y la recuerdo tan a menudo... muchas veces pienso que me encantaria contarle tal o tal cosa a ver que me responderia...aunque ya lo se...
Y que savia era...cuando ya era yo mayor me daba buenos consejos referentes a la pareja, a los padres, etc....como los añoro.
A mi abuela le brillaban los ojos como a nadie cuando me miraba, me queria tanto!! CUALQUIER cosa por insignificante y chorrada que fuera (relacionada conmigo) para ella era super interesante, me escuchaba y miraba con delid.
Ay iaia, te echo tanto de menos!
Querida Myriam,
ResponderEliminarLa verdad es que comparto contigo mi amor y tolerancia generacional hacia los abuelos, aunque desgraciadamente mi hija nació cuando ya ninguno quedaba... Pero desde siempre pensé que los abuelos eran lo mejor de la vida, pues tuve unos abuelos que se encargaron de mostrarme el amor incondicional en mi infancia y es de las pocas cosas que NO cambiaron cuando me convertí en madre... sigo pensando que los abuelos son maravillosos.
¿Cómo no quererlas a tu abuela y a ti con este texto, güera chula?
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